Es bien sabido que los presidentes no pueden desplazarse a sus eventos en cualquier vehículo, y menos el de Estados Unidos. Para hacerlo, tiene a su disposición un auto muy especial, que combina la comodidad de una limosina con el blindaje de una máquina del ejército.
Estas son 10 cosas acerca del coche presidencial de la Casa Blanca, que te van a dejar sorprendido:
Se necesita un montón de investigación y desarrollo para reforzarlo como es debido. El auto en el que Trump viajó a su ceremonia de inauguración, tardó dos años en fabricarse y tiene un costo de 15 millones de dólares.
La gasolina también es cara. Este vehículo rinde 58,8 litros de diésel por cada 100 kilómetros, mientras que los coches normales gastan solo 10 litros.
Le llaman “La Bestia”, debido a sus vidrios de 21 centímetros a prueba de balas, sus placas de armadura en contra de granadas y bombas, y una carrocería que funciona como armadura.
En realidad se han fabricado 12 limosinas idénticas. Cuando el presidente sale, le siguen dos o tres de ellas, a fin de no revelar en cual viaja exactamente.
Igualmente, en casa viaje los aviones de las Fuerzas Armadas se encargan de trasladarlas a todas, no importa cual sea el destino.
El chófer tampoco es cualquier, sino un agente del Servicio Secreto con entrenamiento especial, para asegurarse de escapar en cualquier situación riesgosa.
Con el presidente, viajan un montón de agentes y policías entrenados para detectar peligros que puedan poner en peligro al presidente.
Mientras más peligro haya en un país o región, más limosinas son desplegadas para acompañar al mandatario.
El coche presidencial está blindado con cámaras de visión nocturna, equipos contra el fuego y granadas de gas lacrimógeno. Mejor prevenir que lamentar.