10 frases que son la peor pesadilla de toda madre mexicana

Son a todo dar, amorosas, sabias y multifuncionales, pero su paciencia tiene un límite y cuando los críos no saben como comportarse, o aún peor, que es lo que no deberían decir, la chancla pasa de ser una amenaza al más terrible de los castigos.

Por eso, he aquí diez frases que deberías evitar decirle a tu progenitora si aún estás chavito, y si ya no lo eres tanto, probablemente no te deparen muy gratos recuerdos:

1.- Sí, ahorita. Tu madre y tú tienen conceptos muy distintos del “ahorita”. Para ti es un lapso de tiempo que puede comprender hasta siglos. Para ella, es de inmediato, no importa si está tu programa favorito o el juego está llegando a la mejor parte.

2.- Regreso a las X horas. Si dijiste que volvías a las 10:00 en punto, son las 10:00 en punto. No vale que llegues ni un minuto más tarde, porque tu mamá ha estado todo el tiempo con el Jesús en la boca. Ahora que si te demoras hasta las 2 de la mañana y encima bebiste con tus cuates, mejor ni te molestes en regresar sino quieres que te reciba con el cinturón en mano.

3.- Tengo que hacer una maqueta. No es la frase en sí, si no el momento. ¿La mencionaste saliendo de la escuela? Excelente. Pero si lo hiciste a las diez de la noche del domingo, cuando la tarea era para el lunes por la mañana, mejor prepárate para sufrir.

4.- Es que el maestro está en mi contra. No es culpa del maestro que seas un burro, es lo que seguramente te ha de contestar ella, si es que no recurre a la clásica amenaza de “mandarte a vender dulces al semáforo o bolear zapatos”, su vuelves a reprobar matemáticas.

5.- ¿Otra vez vamos con mi tía/abuelita/peluquero/etc.? Entre las obligaciones irrevocables de los hijos, se encuentran el ir cierto número de veces con esas parientes que los atosigan a besos y los obligan a compartir con sus primos, que son delincuentes en miniatura. Las visitas interminables a la peluquería, a comprar zapatos y útiles, entre otras, también entran en el paquete.

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6.- Se me perdió el tupper. Los tuppers de las mamás son una de sus más preciadas posesiones, tan necesarios para mandar el lunch como se debe o guardar tantos guisados para recalentar. Regresar sin ellos a casa, es imperdonable.

7.- Ya no quiero. Si hay una cosa sagrada para las mamás en México, esa es la comida, que sirven en abundancia a sus vástagos. Y cuidadito con rezongar o decir que estás lleno, porque eso no es algo que decides tú. Se puede encargar de persuadirte de diversas formas, desde amenazándote con no dejar que te pares de la mesa hasta usando chantaje emocional, (“¡cuántos niños que no tienen que comer!”).

8.- Que vaya mi hermano. Si ella hubiera querido que fuera tu hermanito, lo habría mandado en primer lugar. Pero como eres un flojonazo, lo más probable es que tengas que aguantar un zape guajolotero con regañina incluida, en cuanto ella se dé cuenta de que lo mandaste por las tortillas o la leche.

9.- El dinero se me cayó. Y si después de todo decidiste ir, pero te distrajiste en el camino y al llegar a la tienda, no tienes las monedas o los billetes que te dio… que Dios se apiade de tu alma.

10.- Todo tipo de groserías. Ella las puede decir cuando se enoja y hasta cuando te regaña. Tú no, porque tú eres un niño bien. Y cuidado si escucha a tus amiguitos diciéndolas, porque te prohibirá juntarte con ellos.

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