El Panteón de Agripa es conocido por ser el más grande y mejor conservado del mundo.
Este atractivo turístico de visita obligatoria en la cuna del arte, oculta varias particularidades históricas de las que solo un mínimo porcentaje de sus visitantes se ha enterado.
Hasta tú podrías sorprenderte al descubrirlas:
Su cúpula de hormigón en masa es también la mayor en la historia. Con más de 4000 toneladas de peso y 43.44 metros de altura, las proporciones descomunales de esta construcción no solo le brindan amplitud, sino una forma perfecta que podría contener a una esfera gigantesca en su interior.
Se piensa que pudo haber un águila coronando la fachada. Esto se ha afirmado tras observar los pernos, que servían para sostener estatuas de bronce. Su ubicación ha hecho pensar a los especialistas, que un ave con las alas extendidas podría haber estado ocupando dicho lugar.
Fue el primer templo pagano convertido el culto de los cristianos. Mientras que otros edificios de la Antigua Roma fueron destruidos por el Vaticano, el papa Bonifacio IV decidió conservar este para convertirlo en una iglesia para Santa María de los Mártires.
La inscripción en la fachada es falsa. En letras romanas se puede leer la frase ‘Marco Agripa, hijo de Lucio, lo hizo en su tercer consulado’. No obstante, la construcción del panteón no recayó en él, sino en el emperador Adriano, que mando levantarlo sobre lo que antes era el templo a Agripa.
Antes lucía “orejas de burro”. Así se le llamó a las torres paralelas que durante el siglo XVII, el papa Urbano III mandó colocar sobre el tejado. No fue sino hasta el siglo XIX que hubieron de ser retiradas, devolviendo a la construcción su apariencia original.
¿Te gustaría viajar algún día para conocer este hermoso lugar?