Seamos honestos, los aeropuertos son muy necesarios en toda ciudad pero solo quien tiene la dudosa suerte de vivir cerca de uno, sabe lo molesto que puede llegar a ser escuchar todo el tiempo el ruido de los aviones yendo y viniendo.
Este fenómeno, conocido como contaminación auditiva, puede llegar a tener graves repercusiones en la salud de las personas expuestas a él todo el tiempo.
Es por eso que, pensando en el bienestar de los pobladores más cercanos, el aeropuerto de Schiphol en Ámsterdam, se asoció con el centro neurálgico para conexiones entre Europa y América, para pensar en una solución agradable y ecológica.
La misma dio con datos recabados durante el 2009, los cuales afirmaban que el ruido provocado por los vehículos de aire era mucho menor en otoño.
¿Por qué? Al parecer todo se debía a los surcos que se araban en los campos adyacentes, los cuales actuaban como una barrera que le restaba impulso al ruido. Gracias a ello, fueron capaces de dar con el remedio ideal: una serie de barreras verdes que disminuyeran el sonido.
Estas se lograron construyendo nuevos surcos con 3 metros de altura y 11 metros de distancia entre sí, entre los cuales el ruido prácticamente rebotaba y se dispersaba.
Gracias a esta particular medida, el ruido consiguió disminuirse en 5 decibelios y la calidad de vida de la gente más cercana, mejoró muchísimo. El plan es continuar levantando barreras como estas, para que esa disminución alcance los 10 decibelios.
Lo mejor es que son ecológicas, porque al mismo tiempo han creado un hermoso espacio de áreas verdes que a los habitantes de Ámsterdam les encanta.
Esta ha sido tan solo una de las innovaciones planeadas por las autoridades de los Países Bajos, para seguir avanzando por rumbos que sean favorables con el Medio Ambiente.