Alaska es una nación que hace mucho tiempo es conocida por formar parte de los Estados Unidos, sin embargo, muchas personas se sorprenderían de saber que en un principio, fue Rusia quien tenía control sobre esta región polar de América. Su historia se remonta a la época de la conquista, en la que rusos, ingleses y españoles se disputaban esta inmensa región del Nuevo Continente.
Al final fueron los primeros quienes terminaron asentándose aquí, a lo largo de la primera mitad del siglo XIX. La compañía ruso-americana se hizo cargo de construir iglesias ortodoxas a lo largo del país; pues esta es la religión más profesada por los rusos.
No obstante, en 1867 Rusia accedió a venderle estas tierras a Estados Unidos por el ridículo precio de 7,2 millones de dólares, en aras de solucionar los problemas económicos por los que pasaba su pueblo. El cambio de la soberanía se llevó a cabo en el mes de octubre, precisamente en el día viernes.
A este hecho se le conoció como el caso Samoano, en el que se tuvo que repetir un día (el 4 de julio específicamente), para que los estadounidenses pudieran ponerse al corriente con su recién adquirido territorio.
La razón de esto es muy sencilla: la Línea Internacional de Cambio de Fecha, situada entre Alaska y Canadá, tuvo que ser trasladada para coincidir con el Estrecho de Bering, lo que hizo el huso horario pasará de estar 14 horas por delante del Meridiano de Greenwich a 10 horas por detrás; para coincidir con el de Estados Unidos.
Hay que tomar en cuenta también, que Rusia seguía viviendo de acuerdo al Calendario Juliano, mientras que el resto de Europa y Estados Unidos se regían por el Gregoriano, por lo que aquella vez Alaska tuvo la suerte de tener dos viernes seguidos.