Cuando Melissa Whittington y su hijo Phillip acudieron a Walmart para hacer unas compras, no se imaginaron que un simple acto de bondad cambiaría por completo su día. Estaban a las afueras del establecimiento cuando notaron que a un hombre de edad avanzada, se le habían caído sus bolsas. Él tenía problemas para agacharse a recogerlas, así que Melissa de inmediato se le acercó.
Le preguntó si estaba bien y le ayudó a recoger sus víveres. El anciano le agradeció e insistió en recompensarla por las molestias, aunque ella alegó que todo estaba en orden. Luego, el hombre se volvió hacia Phillip y le preguntó que le gustaría recibir en Navidad.
Ninguno sabía que aquel viejecito, llamado Bill Greenham, era veterano de guerra y un voluntario asiduo del departamento de policía de North Port, Florida. En aquel momento los oficiales estaban vigilando al anciano, para ver que personas se acercaban a ayudarlo y recompensarlas.
Resultó que ese día era el cumpleaños de Phillip, pero su madre le explicó a Bill que no tenían dinero suficiente para comprarle un regalo. Su familia estaba pasando por tiempos difíciles.
En ese momento, uno de los policías apareció para hablar con ellos y le dijo al niño que lo acompañara adentro de la tienda.
Allí, múltiples empleados se encontraban trabajando en envolver regalos para repartir entre la gente que se acercaba a auxiliar a Bill. Phillip recibió una patineta nueva, (justo lo que quería para su cumpleaños) y Melissa rompió a llorar de felicidad.
No esperaba que su noble comportamiento fuera premiado de esa manera.
Esto nos enseña que si somos amables con los demás, la vida puede serlo con nosotros. Si puedes ayudar a alguien, no dudes en hacerlo y si no está en tu mano, al menos ofrécele una sonrisa sincera.
Nunca sabes lo que te espera más adelante.