Xiao es una mujer que acostumbraba desayunar con su hijo casi a diario en el mismo lugar pero en una ocasión decidieron desayunar en un supermercado cerca del centro de la ciudad de Taiwán debido a que había escuchado que ofrecían un buen servicio, además de que el personal había recibido muchos elogios y precisamente ese día comprobó que lo que decían era cierto. Una experiencia que le dejó un gran sabor de boca.
Ese día un hombre mayor entró a la tienda de una manera muy particular; sólo llevaba puesta una camisa y un pañal. Al verlo la mujer sólo pudo pensar en su abuelo quien tenía problemas de Alzheimer. La mujer pensó que quizás este anciano también tenía problemas con esta enfermedad pues parecía confundido y además había olvidado ponerse pantalones.
Cuando llegó a la caja le pidió al empleado muchas botellas de leche, pero el cajero le dijo amablemente que solamente podía comprar cuatro botellas, al hombre no le pareció esa respuesta y volvió a insistir que le vendieran muchas botellas, pero de nueva cuenta, de forma amable y tranquila, el joven le dijo que solamente le vendería cuatro botellas ya que eran suficientes para él.
Al escuchar lo que el cajero le dijo al anciano, Xiao quedó desconcertada, más tarde se dio cuenta que el hombre era un cliente frecuente y por eso el empleado sabía perfectamente lo que el señor necesitaba.
Después de unos minutos el anciano también le pidió una botella grande de leche, entonces el empleado le explicó que si buscaba una botella grande no necesitaba varias botellas pequeñas ya que sería mucha leche para beber, trató de convencerlo por varios minutos y finalmente el hombre accedió a comprar una sola botella grande de leche.
Después de que la pagó, Xiao miró como el cajero dejó la caja encargada a otro empleado y acompañó al anciano a su casa para que llegara seguro, además, cargó su compra.
Cuando el empleado volvió al supermercado, Xiao le preguntó al joven acerca del hombre. Este le dijo que era un cliente frecuente de la tienda, vivía con su hijo pero la mayor parte del día la pasaba solo ya que su hijo trabajaba, por lo que los vecinos siempre trataban de ayudarlo en todo lo que necesitaba, sin embargo, el hombre si padecía Alzheimer y en esta ocasión había tenido como una crisis, por eso no llevaba pantalones, así que decidió acompañarlo hasta su casa y llamar al hijo, para quedarse tranquilo de que el anciano estaba seguro.
La mujer quedó tan sorprendida y conmovida con la acción del joven del supermercado pues algo así no se ve todos los días, que no dudó y compartió la historia del anciano con todo el mundo.
Actualmente lo que más se difunde son las malas acciones, pero historias como esta llenas de generosidad y bondad son las que vale la pena compartir.
Si admiras la acción que este joven tuvo con el abuelo, comparte con tus seres queridos esta gran historia y no dejes de apoyar nuestra página con un like.