Solemos creer que la fecha de caducidad es un concepto que aplica solamente a los alimentos, pero sorpresa, ¡muchas de las cosas que usamos a diario la tienen! Y conviene saberla a fin de prevenir ciertas infecciones o acumulación de bacterias.
Mira esta lista y prepárate para sorprenderte; tal vez descubras que debiste tirar una o dos cosas hace tiempo:
Esponjas de baño. Pueden mantenerse intactas por 2 semanas pero luego de eso, conviene hervirlas para desinfectarlas o comprar nuevas.
Almohadas. Tras dos o tres años no solo pueden perder su forma, sino que llegan a convertirse en un auténtico nido de ácaros.
Agua oxigenada. Una botella sin abrir puede durar un año entero, pero a partir de que la abres, tienes solo dos meses para gastarla.
Cepillos y peines. Conviene cambiarlos una vez al año y limpiarlos una vez a la semana. Si contienen materiales naturales, reemplázalos cada siete meses.
Sujetadores. Lo más que pueden durar en perfectas condiciones son un par de años. Luego empiezan a perder forma y elasticidad.
Insecticida. Muy útil para deshacerte de las alimañas pero no creas que un bote te puede durar más de un par de años.
Perfumes y colonias. Cerrados, los primeros pueden mantenerse estupendamente hasta por tres años y los segundos, cuatro. Abiertos, duran a lo mucho dos años.
Toallas. No conserves las tuyas por más tres años, pues de lo contrario la humedad las volverá ideales para amontonar bacterias.
Pantuflas. Ese tipo de calzado suele ser el más propicio para el desarrollo de hongos, puesto que se suelen usar sin calcetas. Cámbialas cada seis meses.
Cepillo de dientes. Para que las cerdas no se deformen, deberías reemplazarlos cada tres meses. También después de atravesar un resfriado, para evitar enfermarte de nuevo.