Desde niños aprendemos a no tener opiniones preconcebidas y juzgar a las personas de acuerdo con su apariencia. ¡Todos somos perfectos a nuestra manera, y todos tenemos características únicas que nos hacen ser lo que somos!
No obstante nos encontramos siempre con prejuicios. Hay personas que te miran mal, hablan a nuestras espaldas y hacen comentarios fuera de lugar y tan solo por cosas banales como la forma de mostrarnos, de vestir o de hablar.
Por este motivo me siento realmente conmovido por esta historia que una dependienta de una tienda de ropa compartió en su Facebook.
La historia guarda una enseñanza sobre la que todos debíamos reflexionar y compartir, para abrir los ojos de muchas otras personas.
Hace unos años, era dependienta de una tienda moderna de ropa de tallas grandes. Me encantaba realmente mi trabajo. Los malos clientes eran terribles (como era de esperar) a veces eran más que terribles (como era de esperar también) pero al menos tanto como mis colegas y yo teníamos algo de que reírnos. De todas formas, eran los buenos clientes, los que me daban motivos para trabajar allí.
Un día llegó una mujer con su marido y tres niños. Llevaba una bulusa y unos pantalones vaqueros holgados. Era muy bonita pero algo reservada a la hora de probarse la ropa. Me contó que no había comprado ropa de mujer desde hacia años y que esperaba que le ayudara a comprase unos jeans, puedo comentar que ella tenía un amplio trasero, pero no por eso me pareció menos bella.
Su familia estaba muy emocionada al poderla ayudar a comprarse algo de ropa para mejorar su autoestima.
Yo estaba encantada de ayudarla, pero sabía que llevaría tiempo y pedí a su familia que esperara sentada en unos bancos mientras ella y yo nos poníamos en marcha: Y entonces comenzamos a buscar bonitas camisetas y divertidos sujetadores. Hablamos de cómo crear un vestuario, mezclamos y conjuntamos diferentes prendas de ropas y finalmente llegamos al momento más complicado: los pantalones vaqueros.
Ella pensaba que tenía una talla entre 46 o 48 y después de discutir sobre diferentes modelos de vaqueros, nos decidimos por unos vaqueros entallados y estrechos con la cintura alta: le sentarían muy bien a su cintura delgada y sus anchas caderas.
Fuimos al probador y entusiasmada la convencí para que se probara un conjunto que había elegido para ella. Unos minutos más tarde me llamó para que la viera en el probador. Y fui de inmediato a mirar.
”No me he sentido tan guapa desde hace tiempo”, me dijo. Tenía lágrimas en los ojos y una enorme sonrisa en los labios.
Hice una señal a su marido y a sus hijos para que se acercaran. Cuando su esposo la vio, se quedó sin respiración.
No puedo olvidar el gesto de su rostro. Había mucho amor en sus ojos. ¡Estás maravillosa, cariño! dijo.
Finalmente le compraron casi todo un nuevo armario. Nunca he visto una familia tan feliz.
Yo te acepto como eres, y tú tienes que mostrarme el mismo respeto independientemente de si eres negro, homosexual, heterosexual, asiático, bisexual, alto, gordo, o lo que sea. Todos somos personas y yo miro a mis semejantes como si fueran mis hermanos o hermanas.
Comparte esto si estas de acuerdo.
Todos debían leer la opinión de esta mujer: Nadie debe juzgar a un libro por la portada. Debemos tratar a nuestros iguales como lo que son personas independientemente de lo que hacen o como sean.
Pienso que debemos ayudar a esta mujer a difundir su opinión en el Facebook. No cuesta nada pero haremos de nuestro mundo un sitio más agradable.