Si hay una ciudad que se ha destacado por su estética en los Estados Unidos, esa es la de San Francisco, una urbe que nunca descansa y en la que lo tradicional y lo moderno, se mezclan día con día. Su característica más conocida, después del famoso Golden Gate, son sus calles inclinadas y llenas de casas históricas. Entre ellas, Lombard Street se ha convertido en la más famosa debido a su original apariencia.
Con una pendiente de 40 grados de inclinación, dispuesta en varias hileras en forma de zigzag, desde siempre ha atraído la atención de turistas y numerosos fotógrafos, que no han dudado en retratar con sus áreas verdes y los vehículos que suben y bajan.
Mirar como los autos recorren Lombard Street es en sí toda una atracción, ya que pareciera que van por una montaña rusa en miniatura.
A ambos lados de la calle, casas y apartamentos de construcción moderna le dan la bienvenida a sus visitantes, que la mayor parte del tiempo permanecen abajo y al inicio de este paseo, para contemplarlo en todo su atractivo.
Lombard abarca desde la Coit Tower hasta el Parque Presidio, destacándose en toda su extensión la colina Russian Hill, muy cercana a la Avenida Columbus.
Su precioso diseño no fue una decisión hecha al azar. En 1922, aprovechando los numerosos desniveles de la pendiente, se construyó toda una calzada con baldosas rojizas y 400 metros de largo, además de plantar árboles y arreglar las zonas adyacentes con pequeños jardines, en los que se combinaron césped, arbustos y flores.
Hoy en día, muchos coches de alquiler se ofrecen a llevar a los turistas hasta la parte más alta de Lombard, desde donde pueden hacer un recorrido apreciando cada rincón de la popular calle.
Es una parada obligatoria si viajas a San Francisco.
Hermosa» nada mas q decir¡¡¡