La siguiente anécdota es completamente real y ya se ha repetido varias veces en ciudades de México, Argentina, España y Estados Unidos. Nunca está de más recordarla para mantenerte a salvo.
Una mujer salió de su trabajo por la noche hasta su auto, cuando se percató de que había una camisa enganchada en el parabrisas. Cualquiera en su lugar se habría tomado el tiempo para quitarla, pero por alguna razón, ella tuvo un mal presentimiento.
Se metió a su coche lo más rápido que le fue posible y condujo fuera del estacionamiento a toda prisa. Luego se percató de que un vehículo desconocido la seguía.
Ella decidió pararse en un lugar lleno de transeúntes para estar más segura y allí, movió los parabrisas para intentar zafar la prenda. No pudo, la habían enganchado muy bien. Sin perder la calma, se dirigió a su casa y desde ahí llamó a la policía, pues tenía miedo de que la hubieran seguido hasta ahí.
Cuando los agentes se presentaron en su vivienda y analizaron el parabrisas, le revelaron una escalofriante información: colocar ropa u otros objetos en esa parte de los coches, era el nuevo método favorito de los delincuentes para interceptar a sus víctimas, a quienes aprovechaban de asaltar o hacerlas víctimas de secuestro exprés. Si ella se hubiera quedado afuera, desenganchando la camisa, podría haber sufrido cualquiera de estos percances o algo peor.
Por suerte supo escuchar sus instintos e hizo lo correcto al dar aviso a las autoridades. Su hogar permaneció bajo vigilancia un par de días más, hasta que la policía determinó que se hallaba fuera de peligro.
Al igual que ella, si notas algo extraño en tu parabrisas, no te detengas a quitarlo. Conduce hasta un sitio seguro y llama a quien sea pertinente.
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