Los colores, más que ser un simple elemento que nos facilita y nos alegra la vida, tienen un efecto único en la conducta humana, por la manera en que los percibimos. No es extraño que al estar en una habitación pintada de determinada tonalidad, o que después de observar la misma por demasiado tiempo, nos sintamos de una forma determinada, ya sea relajados, cansados o hasta hambrientos.
La psicología del color, es justamente el campo que se encarga de estudiar este tipo de reacciones y puede tener muchas más aplicaciones prácticas de las que te imaginas.
El término tiene su origen miles de años atrás, pues ya los alquimistas europeos estudiaban la relación del color con los materiales que empleaban en sus laboratorios. Las antiguas culturas de Mesoamérica, tal como la de las mayas, también le concedían un importante lugar a los colores; sobretodo para marcar los Puntos Cardinales.
Uno de los documentos históricos más importantes que se publicaron al respecto, fue el de la “Teoría del Color”, escrito por el famoso alemán Johann Wolfgang von Goethe. Allí, él hablaba acerca de la percepción de tonalidades no solo a través de la vista, sino de otros órganos como el cerebro.
¿Y qué utilidad tiene la Psicología del Color hoy en día?
Gracias a la Psicología del Color, podemos conocer la influencia de ciertos tonos dependiendo de los resultados deseados en un negocio, área de trabajo o descanso.
Los restaurantes por ejemplo, usan muchos colores cálidos para despertar el apetito de sus clientes, mientras que los hospitales y lugares de relajación optan por los neutros, para ayudar a sus pacientes.
La utilización de los colores también puede resultar una excelente terapia, en especial para los niños y las personas que sufren de los nervios, o tienen problemas para canalizar sus emociones.