Situado a unos 12 kilómetros al norte de Nuweiba en el Sinaí egipcio se encuentra el desierto y el Cañón de color y el Cañón Blanco, todos ellos ofrecen un paisaje increíble. Escenas espectaculares del desierto, gargantas profundas, picos de granito y hermosas paredes de colores hacen que sea un lugar único que hay que visitar.
El cañón blanco
El Cañón se encuentra en una cadena de montañas de piedra caliza llamado ‘el Tih’. Hace millones de años el Sinaí estaba cubierta por el mar. El cañón está erosionado por el agua creando estrechos y torcidos caminos formados durante miles de años.
Para viajar por aquí se necesita un jeep y una buena guía. Se puede empezar haciendo rápel por la garganta. Abajo, en el Cañón puedes caminar entre espectaculares acantilados de 60 metros cruzando un laberinto de rocas. Después de un almuerzo beduino increíble en el Oasis Ain Khudra, es un buen momento de descubrir el Cañón de color.
El Cañón de color
El Cañón de color es muy impresionante,. No es posible capturar su belleza en palabras o fotos. Esto es algo que tiene que experimentar uno mismo.
La piedra arenisca ha sido mineralizada y ha teñido los acantilados en una piedra multicolor espectacular. Podrás ver las rocas y piedras en muchas formas y colores. ¡Simplemente no sabrás dónde mirar!
Es conveniente llevar un guía para que te cuente historias maravillosas durante la caminata.
Mi consejo es que hagas una estancia de unos días en la preciosa ciudad de Dahab la cual ofrece una gran variedad de actividades como el buceo, kitesurf, montar en camello y algo que no se puede pagar, ver puestas de sol fascinantes.