En el estado de Oregon, Estados Unidos, ocurre un hecho muy peculiar y curioso que le hace destacar del resto del mundo. Nos referimos a los Lost Lake, traducido vendría a significar los lagos perdidos.
En total existen 19 lagos perdidos y el más destacado es el que se ubica en el Bosque Nacional Willamette en las afueras del Monte Jefferson.
Seguramente te preguntas que nos referimos con lago perdido. Pues su nombre proviene a que cada verano estos lagos desaparecen totalmente de una manera sorprendente.
Estos lagos se gormaron hace unos 3.000 años debido a la lava que provenía de unos pequeños volcanes cercanos. Esta lava bloqueo un río y todo su caudal se fue depositando formando los lagos.
Este lago se llena de lluvias, de algunos arroyos superficiales y sobre todo del deshielo de la nueve.
Conforme llega el verano los flujos de agua se secan y el lago empieza a desaguar por un gigantesco agujero como si fuera una alberca o bañera.
Los momentos de más intensidad son cuando son años secos que dejan al lago totalmente sin agua. En estos casos todo la superficie se convierte en un hermoso prado que hace las delicias de sus visitantes de este lugar tan espectacular que la naturaleza nos ofrece.
Además del agujero, el lecho del lago está formado por roca volcánica porosa además de hay grietas y fisuras que le hacen permeable. Si el agua de lluvia o nieve es muy abundante ocurre que el agujero no puede absorber todo al igual que el lecho. En estos casos se llena pudiendo llegar a 2.7 metros.
El agua que se filtra bajo tierra sirve para alimentar manantiales cercanos que es usada como agua potable por los vecinos.
El lado negativo de todo esto es que algunas personas tal vez por diversión en los últimos tiempos se han dedicado a lanzar basura al agujero intentando taponarlo. Por fortuna es algo poco habitual.