Casas peculiares existen muchísimas, pero ninguna de ellas es como esta que puedes encontrar entre las montañas de Nuevo México.
En un paisaje rodeado de vegetación y paisajes semidesérticos que parecen invitar a la aventura.
Por fuera, la vivienda luce como otro enclave de piedra caliza cualquiera, con sus paredes blancas e irregulares. Pero todo cambia conforme te vas acercando al interior.
Esta es la entrada, oculta convenientemente dentro de una pequeña gruta. La puerta azul con bonitos espejos es lo primero que te da la bienvenida al mirar con más cuidado. Sin embargo, el verdadero espectáculo está en el interior.
Por ser un hogar dentro de una cueva, cualquiera supondría que no hay buena iluminación. Sin embargo, nada más lejos de la realidad.
Las habitaciones son espaciosas y están repletas de luz natural, gracias a sus ventanas y puertas correderas de cristal que llevan directamente a terrazas y balcones.
La habitación principal por ejemplo, dispone de una excelente vista de la montaña y paredes blancas que inducen al descanso.
Cada dormitorio cuenta con su propia sala de estar y chimenea, así como una zona de trabajo especial.
La sala de estar es otra obra maestra de la arquitectura. Su acogedora chimenea hace que desees pasarte tardes enteras junto al fuego y tiene una terraza que da envidia. Del mismo estilo son el resto de las estancias que componen esta casa de 730 metros cuadrados en la que todo mundo quisiera vivir.
Otro dato interesante, es que construida en 1987 y hasta el día de hoy, es una de las viviendas más peculiares en el planeta.
Lo mejor sin duda, es asomarte a una terraza por la noche para contemplar el cielo repleto de estrellas, sintiendo la paz y el silencio del entorno. ¿Te gustaría pasar tus vacaciones en un lugar así?
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