Calles angostas, las hay en muchas antiguas ciudades del mundo, pero ninguna de ellas es tan estrecha ni tiene tanta fama como la de Vinarna Certovka, un callejón de solo 50 centímetros de ancho por el que es imposible que caminen dos personas a la vez. Situado en el Mala Starna de la ciudad de Praga, en la República Checa, es una de las atracciones más populares del histórico “Barrio Pequeño” de la urbe.
Tanto así que año con año, miles de turistas vienen hasta este rincón solo para tomarse fotos y recorrer la callejuela.
La misma se prolonga por una longitud de diez metros, dejando ver unos escalones de piedra que llevan desde la avenida Luzickeho hasta el restaurant Certovka, ubicado a orillas del canal con el mismo nombre y muy próximo al Puente Carlos. Debido a su tamaño, han instalado un semáforo para peatones en la entrada; así las personas pueden ver cuando la calle está vacía para adentrarse a caminar por ella sin riesgo, pues nada es más engorroso que darse de bruces con alguien que viene del otro lado.
Por lo mismo no han sido pocas las veces en que varios turistas sufran de algún percance.
El mismo propietario del Certovka, a menudo cuenta la anécdota protagonizada por un viajero alemán de cuerpo rollizo, quien se quedó atorado en el callejón sin poder avanzar o retroceder. Aunque intentaron empujarlo, no había modo de sacarlo.
“Fue necesario que usáramos jabón para que pudiese terminar de deslizarse, sin resultar lastimado”, relata el restaurantero de buen humor.
A pesar de todo, Vinarna Certovka sigue siento el punto favorito de turistas y locales, pues pocas calles tienen tanto encanto en el centro histórico como esta. Si alguna vez viajas hasta Praga, quizá quieras animarte a recorrerla.
Pero antes no olvides mirar el semáforo.