Qué ironía de la vida, algunas parejas buscan con desespero el formar una familia pero lamentablemente no logran tener hijos y otras, simplemente los botan como si fuesen algún objeto con poco valor.
Por fortuna, existen quienes recurren a la adopción, pues estarán de acuerdo en que todos los niños merecen nacer y crecer en un hogar que les de calor, amor y protección.
El proceso de adopción no es nada fácil y eso lo sabe muy bien Claudio Boccalón y Mariela Rzepski, quienes por años habían deseado formar una familia pero lamentablemente les fue imposible tener hijos aun cuando recurrieron a diversos medios y tratamientos varios sin años sin conseguir el éxito tan anhelado.
Después de resignarse y vivir un tiempo decaídos por no lograr hacer realidad su sueño, decidieron optar por la adopción. Esto fue un largo proceso y después de 10 años, por fin obtuvieron la autorización para adoptar a un niño.
¨Valió la pena tanta espera¨, dijo la feliz pareja cuando llegó el día de recibir al nuevo integrante de su familia. Además, no podían sentirse más orgullosos pues Julio, su hijo adoptivo, era amable, atento y muy educado.
¨Es el mejor hijo, realmente no pedimos más porque es un niño encantador que nos robó el corazón rápidamente¨, comentaron los padres.
A pesar de sentirse contento por tener a unos padres amorosos que le darían un verdadero hogar, a Julio le hacía falta algo más para ser completamente feliz.
¨La primera vez que salimos con Julio, nos pidió de favor que no únicamente lo adoptáramos a él, que extrañaba mucho a sus cuatro hermanos que se encontraban en un hogar de acogida esperando por alguien que quisiera adoptarlos, él quería que ellos también tuvieran una segunda oportunidad porque se la merecían, además no quería que todos fueran separados, fue una confesión que no esperábamos y que nos paralizó¨, comentó Mariela.
Después de la petición de Julio, sus padres tomaron una inesperada decisión, los había conmovido el gran amor que Julio sentía por sus hermanos y estaban dispuestos a adoptarlos a todos, finalmente ellos tenían mucho amor para dar y deseaban una familia grande.
Esta vez el proceso fue más rápido y la pareja terminó con una gran familia integrada por dos niñas y tres niños. El deseo de Julio por fin se había hecho realidad y no sólo tenía unos padres maravillosos sino también junto a él a sus hermanos.
¨Somos la familia más feliz del mundo y la más unida¨
La pareja confiesa que no había pasado por su cabeza adoptar a cinco niños pero que no se arrepentían de nada, que cada momento al lado de sus hijos era único y que estaban muy felices por hacer realidad lo que siempre soñaron: formar una familia.
Ahora esta pareja de argentinos confiesa que los cinco niños han traído mucha alegría a sus vidas y su hogar y los aman incondicionalmente.
Es una fortuna que existan personas como Claudio y Mariela, ojalá muchos niños en la situación de Julio y sus hermanitos corrieran con la misma suerte. Es admirable lo que hicieron por esos cinco pequeñitos, les deseamos una vida llena de bendiciones y bellos momentos junto a sus hijos.
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