El continente australiano es muy famoso a nivel mundial por poseer innumerables maravillas naturales, que hacen que sea difícil escoge un recorrido cuando viajas para conocerlo. Uno de los destinos más solicitados por los turistas es Uluru, una formación rocosa de arenisca que parece sacada del mismo planeta Marte, debido al intenso color rojo que se puede apreciar en su geología.
Conocida también con el nombre de Ayers Rock, se encuentra rodeado en su totalidad por una vegetación en la que asoman árboles de verde follaje y altos pastizales propios de la sabana. Si se observan sus piedras de cerca, también se puede observar una mezcla de tonalidades que van desde el naranja hasta el carmesí, y han hecho las delicias de varios aficionados a la fotografía.
Con 348 metros de altura, sus montañas ofrecen una vista espectacular sobretodo durante el verano, cuando el sol se refleja con toda su fuerza en la superficie. Las lluvias intensas también son frecuentes en dicha estación.
Sin embargo, esto no es lo único que llama la atención de este lugar en medio del desierto, donde el promedio de precipitaciones anuales llega solo a los 300 mm.
El enorme monolito que corona Uluru es atravesado por varias corrientes de agua, que durante la época de lluvias (entre marzo y noviembre), provoca un cambio de color en las rocas que va del rojo al violeta. Es una de las visiones naturales más fantásticas del Territorio Norte de Australia Central.
No obstante, no todas las personas que viajan hasta este lugar tienen la oportunidad de ser testigos de ella. De hecho, se sabe que solo un 1% de los visitantes que llegan aquí a Ayers Rock han tenido tal privilegio.
Con todo, fuera de este fenómeno Uluru sigue siendo uno de los lugares más bellos de Australia.