Existe en la localidad de Orvieto, Italia, un lugar conocido como el Pozo de San Patricio, el cual si bien no es tan conocido como otros monumentos italianos, si ha conseguido capturar la atención de muchos turistas y amantes de la arquitectura. Y es que el pozo, en sí, es una obra maestra de esta disciplina junto con la ingeniería.
Un poco de historia sobre el Pozo de San Patricio
Entre 1527 y 1537, esta obra se erigió bajo la dirección de Antonio da Sangallo, por orden del papa Clemente VII.
El pontífice había pensado en tener un refugio seguro para su retiro en la ciudad, que pudiera resistir un asedio y no se quedara privado de recursos. Con este fin, hizo el encargo de elaborar un pozo para el abastecimiento de agua, aún en circunstancias de desastre.
El Pozzo di San Patricio fue concluido durante el papado de Pablo III.
Tiene 54 metros de profundidad y 13 metros de diámetro, así como 70 ventanas que lo confieren de luz natural.
¿Por qué se llama Pozo de San Patricio?
Su nombre se remonta a una vieja leyenda irlandesa, cuya protagonista es el santo que se menciona. Se la tuvo por cierta durante la Edad Media. En la isla Lough Derg (Donegal), existió una pequeña caverna que se cuenta que Cristo le concedió a San Patricio, a fin de que tuviera un sitio al cual retirarse a orar.
La cueva también era usada por él para impresionar a los incrédulos y pecadores, que se atrevían a descender por un pozo profundo del interior. De acuerdo con la leyenda, aquellos que lo hicieran verían en persona los tormentos que les esperaban en el infierno.
En años posteriores, este lugar se convirtió en un punto de peregrinaje hasta su clausura definitiva, en 1780.