Por comunicación oficial del Servicio Sismológico Nacional, la ciudadanía fue informada que el sismo presentado en días anteriores con epicentro en México tendría replicas en los días siguientes. Por lo que se advierte a la comunidad estar preparado para una catástrofe nunca antes visto en la historia de México.
Ante semejante predicción la población de manifiesta impaciente y temerosa, pues los estragos que se han suscitado con los movimientos de tierra ya han sido graves y se siente el terror ante una situación supuestamente más devastadora, sin embargo las entidades piden guardar calma pues ante la naturaleza nada es predecible con exactitud.
Muchos habitantes han decidido tomar medidas por seguridad de sus familias y están abandonando sus hábitats saliendo del país. El presidente Enrique Peña Nieto, se pronunció ante la situación y pidió solidarizarse con las ciudades más vulnerables como son los estados de Chiapas y Oaxaca quienes sufrieron la mayor afección después del sismo de 8.1 grados de magnitud. Junto al sismo de 7.1 en el estado de Morelos, Puebla, Estado de México y la capital.
Algunas sectas religiosas y sus seguidores asocian estos sucesos como una advertencia de Dios por tanta injusticia del hombre aquí en la tierra, otros manifiestan que el gran Apocalipsis ha llegado y el ser supremo está limpiando la faz de la tierra con estos fenómenos; y es comprensible pues todos fueron testigos de la furia de la naturaleza que arrasó con todo lo que encontraba a su paso, produciendo caídas de edificaciones, cortocircuitos y muchos estragos que dejo atónitos a la población.
La naturaleza por estos días está atacando con torrenciales lluvias, huracanes, sismos y a más de uno se nos ocurre pensar que la tierra alza su voz ante la actividad exterminadora de la humanidad. ¿Será que la naturaleza toma otra vez lo suyo? ¿Será acaso que un dios dispone todos estos desastres para toma de conciencia de la humanidad?
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