Para nadie es un secreto que Francia y España son dos países muy cercanos, si no por su cultura, sí por su situación geográfica. Y es precisamente esta característica la que les ha llevado a compartir un lugar muy especial, la Isla de los Faisanes; un islote cercano a la desembocadura del río Bidasoa, y que queda justamente en medio de la frontera entre ambas naciones.
Con una extensión de 2,000 metros cuadrados, este banco conformado por arenas blancas dio origen a uno de los convenios más singulares de la historia, allá por el año 1659, el Tratado de Paz de los Pirineos, por medio del cual oficialmente se puso fin a la terrible Guerra de los Treinta Años.
Sin embargo, incluso después de eso hubo otros acontecimientos de importancia histórica, tanto para España como para Francia.
En 1856 se llevó a cabo la firma del tratado de Bayona, por medio del cual, cada país acordaba gobernar seis meses respectivamente la Isla de los Faisanes. Muy pronto este sitio, establecido como un punto de neutralidad en la soberanía de estas naciones, también sirvió para un justo intercambio de prisiones, durante los tiempos más difíciles.
A lo largo de las décadas del siglo XVI y XVIII, el islote se convirtió también en testigo de numerosas uniones entre las casas reales.
Con frecuencia, era empleado como un sitio de acceso para que las muchachas de la realeza que iban a casarse en un país extranjero, recibieran una bienvenida de sus nuevos territorios y rompieran lazos con su respectivo país.
Actualmente, los Comandantes Navales de San Sebastián en España, y de Bayona en Francia, son quienes se hacen cargo de velar por la jurisdicción de la isla, rotándose cada medio año. Y esta también es una preciosa atracción de interés para los turistas.