Suakin, es uno de esos tantos lugares pequeños y fantásticos del mundo, que suelen pasar desapercibidos para la mayoría de la población.
Se trata de una pequeña isla situada en pleno Mar Rojo y que forma parte del país de Sudán. De hecho, el Puerto Sudán se halla a solo 50 kilómetros de la costa y es el más importante de la nación.
El pasado histórico de este cayo es mucho más fascinante, al remontarse hasta los tiempos de los egipcios antiguos.
Fue el faraón Ramsés III, quien ordenó su construcción por el siglo X a. C., a fin de contar con un punto de comercio situado en una posición estratégica. Y es que no solo el Imperio Egipcio pudo beneficiarse con ello, sino muchas grandes civilizaciones que empezaban a surgir en Medio Oriente y África.
Tiempo después y con la expansión del Islam, Suakin pasó a ser un paraje importante de peregrinación, para los africanos que se dirigían a la Meca. Sin mencionar que todavía en esos tiempo, era un lugar lleno de riquezas y opulencia.
La ciudad estaba amurallada por fuertes muros que la defendían contra sus enemigos, y los comerciantes que prosperaron aquí, pasaron a convertirla en uno de los lugares más acaudalados de la región, con edificios erigidos en piedra tallada, maderas finas y corales.
Las transacciones con esclavos de África a Asia, fueron las más importantes, hasta que la esclavitud pasó a ser prohibida.
Puerto Sudán quedó en el olvido y hoy, varias de sus construcciones están deterioradas; aunque la mayoría conservar mucho del esplendor que tuvieron en tiempos pasados.
Suakín es una parte esencial del patrimonio sudanés y gracias a la colaboración de la Agencia Turca de Cooperación Internacional y Desarrollo, se han emprendido proyectos para restaurar la arquitectura otomana de sus mezquitas y palacios.