Navidad es tiempo de dar y a veces, hay quienes llegan al extremo con tal de seguir haciendo de esta temporada algo muy especial. En el mundo militar, hay toda clase de operativos para asegurar un cumplimiento eficiente entre los aviones designados a las bases bélicas. Pero ninguno de ellos como el Christmas Drop, un puente aéreo que afortunadamente, no tiene fines bélicos, sino el único propósito de ayudar a los demás.
Esta operación se remonta al año 1952 y desde entonces, no ha parado de practicarse hasta la actualidad. En ella, la Fuerza Aérea de Estados Unidos emplea varios aviones C.130 para repartir regalos y juguetes en Micronesia.
Igual que lo haría Santa Claus con sus renos.
La tradición comenzó con un grupo de tripulantes del Boeing WB-29 Superfortress del 54º Escuadrón de Reconocimiento Meteorológico, quienes sobrevolaban el atolón de Kapingamarangi para hacer una observación.
Una vez allí, se dieron cuenta de que la gente nativa les estaba haciendo señales para pedir ayuda. Se encontraban en estado de extrema necesidad.
La tripulación reunió todos los suministros que pudo a bordo del avión y entonces los dejó caer con un paracaídas para la población de Kapingamarangi, que realmente no superaba ni el medio millar.
Aquí, las personas viven de la pesca y la agricultura, así como de las lluvias para mantenerse abastecidos con agua potable. Debido a la ubicación apartada de la isla, no es sencillo para ellos mantener el contacto con la civilización.
Es por eso que desde el primer Christmas Drop, se tiene la orden de pasar por allí cada año, para asegurarse de ayudar a las personas que habitan en esta región de Micronesia, asistiendo no solo a Kapingamarangi, sino también a las otras 56 islas que se encuentran en las cercanías.
Un acto altruista muy navideño.