Tantas historias románticas que suceden en el mundo, pero ninguna es tan bonita como la que comparten estos dos animalitos. Klepetan y Malena son una pareja de cigüeñas blancas, que cada año durante los últimos días de marzo, viven un amoroso encuentro que es digno de una película. Este ocurre en el tejado de una de las viviendas de Brodski Varos, un poblado de Croacia.
De acuerdo con los lugareños, ambos se conocen desde hace dieciséis años y desde entonces no han dejado de estar juntos. Lo triste de su relación es que no pueden volar juntos a Sudáfrica, donde Klepetan viaja año con año en busca de tierras cálidas.
Malena sufrió un accidente mientras escapaba de un cazador, lo que provocó que una de sus alas quedara inservible para el trayecto de más de 13,000 kilómetros que su pareja hace anualmente. Por eso es que siempre espera a su compañero, que acude sin falta a verla durante las primaveras.
Se mantienen juntos durante cinco meses y el resto del año, se separan esperando hasta su siguiente reunión.
Mientras tanto es Stjepan Vokic, un conserje y granjero jubilado que vive en la casa bajo el tejado de Malena, quien se encarga de alimentarla llevándole pescado fresco a diario. Él también se ha hecho cargo de sus crías e incluso construyó un corralito para que ni ellas ni su madre tengan frío. Hasta hay un sitio donde Klepetan puede aterrizar directamente, con toda comodidad.
Agregan los locales que solo en una ocasión el macho se ha demorado, llegando un par de semanas después debido a su vejez.
Si bien parece algo extraordinario, lo cierto es que las cigüeñas blancas se caracterizan por ser animales monógamos. Una vez que se emparejan con uno de su especie, viven con esa ave de por vida.