En el Museo Nacional de Antropología de México hemos tenido estos meses atrás la oportunidad de ver esta maravillosa obra de arte. Uno de los vestigios más relevantes, inherente a la cultura maya, encontrada en los inicios de la década de los 80. Aunque se desconoce el nombre del que la portaba, dicha máscara está cargada de historia, representando en tal magnitud, lo que es la manera de ver el cosmos, hasta del mismo pensamiento de una de las culturas correspondiente a la época prehispánica.
La referida máscara simboliza el semblante del dios del maíz, sus elementos son el jade y la obsidiana de color gris, fue hallada en una sepultura de vestigios arqueológicos en Campeche, data de entre los años 660 y 750 después de Cristo, la gran mayoría de este tipo de máscaras pertenecían a los soberanos mayas. Los mayas creían que la misma les ofrecía la posibilidad de viajar al inframundo.
En forma de flor con cuatro pétalos son las orejas de la máscara, la cual simbolizaba la fecundidad y la denominada: ciencia sagrada, que supuestamente permitía la vida universal. Es decir transportarse por los niveles del universo compuestos por: el nivel celeste, el nivel terrenal y el nivel del inframundo.
El aliento de la vida o el aliento esencial del espíritu, están simbolizados en la máscara por los elementos de la conchas colocada en la nariz y en la boca, esto es la exhalación final que hace el soberano antes de traspasar al nivel del inframundo. Además, se cree que el camino de la trasformación que lleva el alma de lo material a lo sobrenatural, lo simboliza su boca separada.
La mariposa que se encuentra en la parte baja de la barbilla de la máscara, donde se le pueden observar sus alas abiertas, se dice es la representación del alma del fallecido, aunque para el arte mesoamericano, la misma fue la emisaria del sol, que pudo ser un astro nocturno o diurno, era muy semejante al espíritu del soberano, es decir, un ser que estaba en continua mutación.
El maíz representaba la vida, la muerte, así como la resurrección, quien para los mayas, después de la muerte, el llamado soberano se transformaba en una semilla de maíz, asegurando así, el alimento del pueblo quien tiene un tiempo infinito para la existencia.