En la Polinesia Francesa, donde abundan las islas tropicales y los arrecifes de coral, existe un atolón que se ha convertido en el más popular debido a su impresionante laguna interior; misma que ocupa casi toda su superficie. Se trata de Mataiva, una isla de la comuna de Rangiroa ubicada en la región noroeste, y que mide diez kilómetros de largo por unos cinco de ancho.
Si bien es bastante pequeña, no son pocos los turistas que han querido acercarse para conocer las maravillas del lugar, el cual es un auténtico paraíso en medio del océano.
Rodeada por el cono de un volcán sumergido en el agua, lo que más destacan son los residuos coralinos que abundan en su superficie y las piscinas naturales que se forman en el interior.
Aquí, las aguas tienen una preciosa tonalidad turquesa que contrasta con el azul intenso del resto del mar.
El anillo externo del atolón es el lugar donde se ha asentado la escasa población del islote, la cual tiene sus casas concentradas en el pequeño pueblo de Pahua, el cual dispone de su propio puente para atravesar el canal que separa la isla.
Las tierras que no se encuentran completamente ocupadas por el agua, abren paso a bosques con árboles de inmenso follaje.
Después de la laguna y el coral, la mayor riqueza de Mataiva se encuentra en su fauna. El sitio dispone de islotes más pequeños dentro del lago que a día de hoy, se tienen por reservas naturales para albergar diferentes especies de aves y tortugas marinas.
Así como a los yacimientos de fosfatos que han permitido la proliferación de la naturaleza por toda el área.
Además de esto, gran parte de los pobladores han logrado subsistir gracias a la pesca y al cultivo del coco y la vainilla.