La mujer en todas las etapas de su vida, es un derroche de seducción, pero con el paso de los años se va convirtiendo en algo más delicado y sutil, por lo que cada edad representará en su vida un complemento.
Con el transcurrir de los años la mujer adquiere mucha más prestancia, ya sabe muy bien lo que quiere, sobre todo a partir de los cuarenta, donde se torna mucho más segura, confiada de lo que quiere, para donde va y hasta donde quiere llegar.
Ya dejó atrás esos años mozos donde quizás habían otras expectativas, donde esa primavera fugaz se ha convertido en un cúmulo de experiencias que le dan vida a esa nueva faceta, que quizás, tenga cierto temor, por lo años vividos, y los que significa afrontar con hidalguía esa nueva década, pintada de hermosos colores y de esperanza.
Después de los cuarenta, la mujer se vuelve más decidida, buscando que ese presente, tal vez, le devuelva un poco de lo que el pasado le quitó, pero sin olvidar, que es una mujer con muchas batallas ganadas, que en algún momento se tuvo que enfrentar al mundo en búsqueda de construir ese futuro de esos cuarenta, para que no la tomara desprevenida.
En esta etapa de la vida, la mujer ya no es aquella que cree en esos cuentos de hadas, sin embargo, no deja de soñar, en que las cosas lleguen con más resplandor y vivir entre la magia de lo que significa estar entre esos cambios físicos que se comienzan a notar.
Después de los cuarenta, despierta en la mujer el deseo de cuidar más de ella, en la que se debe prestar mucha más atención al cuidado de la piel, de la alimentación; para lo que se debe seguir un régimen alimenticio cuidadoso.
Esta faceta, le sirve a la mujer para encontrarse con ella misma, con la serenidad de los años vividos y saber que hay detrás de una hermosa sonrisa, y de ahí en adelante, solo está la certeza del presente perfecto.
La mujer después de los cuarenta, es cuando hace un alto en su vida para recapitular, y saber qué le falta por encontrar en los años que están por venir, aunada a esa gran experiencia que se ha acumulado a través de los años.
En esta faceta, reviste un alto grado de importancia, el don de ser mujer, pues aquí, la mujer ya tiene un alto sentido sobre sí misma, se vuelven más sensuales, pisan firme, mostrando seguridad en cada paso que dan, siempre altivas, mirando siempre adelante.
Se observa en la mujer después de los cuarenta la belleza madura, la serenidad y la seducción a flor de piel, haciéndolas mucho más perfectas ante los ojos de quienes la admiran, donde yace, además el don de la sabiduría, encontrándose en la perfecta conexión de sí misma.