A pesar del tiempo que Chellie llevaba conviviendo con su marido, nunca se había dado cuenta de la importancia de su profesión hasta ahora y fue algo que la conmovió profundamente.
Jason, es un hombre que trabaja para el Departamento de Servicios Sociales, ayudando a niños que se encuentran en una mala situación.
Se esfuerza mucho por resolver los casos más difíciles, pero rara vez se le reconoce su trabajo. De hecho, los trabajadores sociales tristemente son mal vistos, como personas que separan familias o llevan a los niños a casas hogar, cuando su única intención es ayudar. Pero él es feliz con lo que hace y de acuerdo con Chellie, siente mucha gratificación al apoyar a los pequeños.
En el último caso con el que trabajó, Jason tuvo que recoger a un bebé que había sufrido maltratos por negligencia. Ningún familiar estaba cerca para llevarlo a casa, así que tuvo que quedarse dos horas extras con él, para confortarlo.
Fue ahí cuando Chellie decidió visitarlo en su oficina para animarlo… y se encontró con esto.
Jason estaba acostado en su silla, mientras sostenía al niño contra su hombro, que dormitaba. Era como ver a un padre con su pequeño. Esta simple escena la hizo llorar y darse cuenta de muchas cosas.
“En un mundo donde el odio, el hambre, los conflictos por el uso de armas y la ridícula actitud de nuestros políticos gobiernan, hay niños que lo están pasando muy mal todos los días. Y las personas que realmente se preocupan por ellos, son omitidas por la sociedad, mal vistas y la increíble entrega que ponen al trabajar no se les reconoce”, escribió en su red social.
Tristemente tiene razón. A pesar de todo, es un alivio saber que ellos siempre estarán ahí para proteger a los más indefensos.