Joaquín “El Chapo” Guzmán es uno de los criminales con más renombre a nivel mundial, ya que el gran poder que tenía y el par de fugas que realizó hicieron que su nombre llegará a los periódicos de todo el mundo. Pero este mes de enero 2017 será un mes que nunca olvidará.
Su gran leyenda empezó a crearse un 19 de enero de 2001, cuando se fugó por primera vez de una prisión usando un carro de lavandería para salirse.
16 años después, otro 19 de enero, la era en que “El Chapo” fuera el narcotraficante más poderoso de México llegó a su final.
En la tarde del pasado jueves, el gobierno de Enrique Peña Nieto lo entregó a las autoridades de Estados Unidos, en donde enfrentará cargos de más de 6 estados en los que se le acusa de delitos contra la salud, asociación delictiva, narcotráfico y lavado de dinero.
El hecho de que “El Chapo” haya sido enviado a Estados Unidos fue una gran noticia, pero nadie pasó desapercibido que fue entregado pocas horas antes de que Donald Trump tomará posesión de la presidencia de EU.
“No quisieron darle la victoria a Donald Trump”, comentó el especialista en seguridad Alejandro Hope, “La extradición de “El Chapo” era el primer momento legalmente posible y el primer momento políticamente viable. Prácticamente fue como decir: si, lo extraditamos, pero Trump, tú no le pones la medalla”, agregó.
“De cualquier forma lo iban a extraditar, la decisión se había tomado hace un año, independientemente del proceso electoral estadounidense, y lo iban a extraditar a la primera oportunidad que hubiera”, nos explicó.
“Es mucha coincidencia pensar que no hay intención política”, asegura Jorge Chabat, profesor del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) de México.
Así, los expertos creen que el gobierno de México quiso mandar un mensaje a Donald Trump, indicándole que si el coopera, puede haber una gran relación en cuestiones de seguridad.