Japón es un país que está repleto de leyendas, simbolismos y significados. Uno de los más importantes es el símbolo de la cerradura, que hace poco tiempo se puso de moda en todo tipo de mercancía como llaveros, colgantes y demás.
Dicho símbolo se remonta a una de las atracciones más grandes que se pueden observar dentro del país: hablamos por supuesto de las majestuosas tumbas Kofun.
La palabra Kofun quiere decir literalmente “tumba antigua” y como tal era un enorme montículo, destinado a guardar los restos de las personas más influyentes de la época.
Al estilo de las pirámides de Egipto o los monumentos mayas, dichas construcciones se erigían en forma circular, cuadrada o rectangular, aunque la más popular fue la que mostraba forma de cerradura.
El interior de los sepulcros es aún más fascinante que su inmensa apariencia, pues estaba compuesto de tres partes distintas: la primera era el féretro, mismo que se colocaba dentro de un sarcófago hecho de adobe o de madera; la cámara mortuoria, donde podía existir más de un sarcófago y finalmente lo que era el levantamiento de tierra.
Algunas veces, los constructores cavaban fosos de agua en torno a las cámaras donde se ponía a los difuntos.
El exterior de las tumbas Kofun es tan misterioso como las reliquias que guardan, pues en los alrededores de muchas de ellas, se han podido observar unas curiosas esculturas de cerámica que representan figuras de animales o humanos. Son los conocidos haniwa, de las cuales hasta la fecha se desconoce su propósito específico.
Con el establecimiento del budismo en Japón como principal religión, pronto esta costumbre de enterrar a los muertos llegó a su fin, aunque hoy en día son muchas las personas que van a visitar los sepulcros rodeados por árboles y naturaleza en zonas muy pobladas.