Hay una característica que compartían prácticamente todas las mujeres en décadas pasadas, especialmente las que vivieron los años de esclavitud. En las películas y la televisión, las vemos siempre llevando pañuelos, gorros o algún accesorio para cubrirse el pelo; lo que les daba una apariencia aún más exótica si cabía. Sin embargo, en aquellos tiempos ocultar su cabellera no era una cuestión de estilo, ni mucho menos de gusto.
En 1789, el gobierno de Louisiana creó una ley que les exigía a las chicas de color cubrirse la cabeza, una medida que formó parte de lo que se llamó el “Edicto del Buen Gobierno”.
Dicha regla, supuestamente estaba diseñada para preservar el orden social en la población y restringir la influencia afroamericana. Las mujeres de esta raza no tenían permitido portar peinados extravagantes que pudieran llamar la atención de los hombres blancos, causando los celos de sus esposas. El conjunto de normas que se aplicaron al pelo de las nativas negras se conoció como “Tignon”.
Aunque ellas tuvieron que acatarlas, desde el principio se las ingeniaron para convertir la restricción en algo más estético, llevando pañuelos de colores brillantes y diseños hermosos, y atándolos de maneras increíbles que aún hoy en día, son un verdadero orgullo para quienes tienen el pelo afro.
A pesar de esto, no hay que olvidar que estas reglas vergonzosas en un principio, ocultaban una realidad terrible para las mujeres que eran secuestradas o compradas para trabajar en las tierras de los colonos. A menudo, la mayoría de ellas se veía sometida a abusos sexuales de parte de sus amos, quienes consideraban que tenían derecho sobre sus cuerpos.
Su anatomía se consideraba maligna e incitante al pecado, así como su cabello; siendo común que fueran ellas quienes cargaran con la culpa de las violaciones o el nacimiento de hijos ilegítimos.