Sabemos que hay muchas historias de padres que abandonan a sus familias en tiempo de necesidad y las dejan sufrir, pero, aunque no sean tan conocidos, también hay muchos casos de padres solteros que hacen todo lo posible por sacar a su familia adelante y poder darles una vida mejor a la que ellos tuvieron.
Esta es la historia de Idris, un hombre que se esfuerza todos los días para darles una buena vida a sus hijas. Ellos son muy pobres, pero jamás convirtió a su sueño de ver a sus hijas convertidas en profesionales. Así, trabajó durante muchos años como limpiador de alcantarillas para poder juntar dinero. Sin embargo, para evitar que sus hijas sintieran vergüenza de él mantuvo su trabajo en secreto.
La historia comenzó a volverse viral gracias al famoso fotógrafo de Bangladesh, GMB Akash, pudo escuchar la historia de este señor y se decidió a buscar y a encontrar a Idris. Una vez que lo encontró, Idris le contó su historia completa:
“Nunca le conté a mis hijas sobre mi trabajo. Nunca quise que se sintieron avergonzadas por mí. Cuando la más pequeña me preguntaba a qué me dedicaba, le decía que era obrero.
Antes de llegar a casa me tomaba una ducha en los baños públicos, de forma que no quedara pista de mi trabajo. Quería que mis hijas fueran a la escuela y que fueran educadas. Quería que se pararan frente a las personas con dignidad y que nadie las mirara hacia abajo como hicieron conmigo.
Invertí todo el dinero que ganaba en la educación de mi hija. Nunca compré una camisa nueva, usaba ese dinero para comprarles libros. Respeto era todo lo que quería para mí. Era limpiador.
El día anterior de la fecha de admisión de mi hija a la universidad, no podía pagar su matrícula. No pude trabajar ese día. Me senté a lado de un bote de basura e intenté ocultar mi llanto. No tenía fuerza para trabajar. Todos mis compañeros me miraban, pero ninguno se acercó para hablar conmigo. Había fallado, tenía el corazón roto y ninguna idea de cómo le iba a decir a mi hija que no tenía dinero para pagar su universidad.
Nací pobre, Nada bueno le puede pasar a una persona pobre, pensaba. Luego del trabajo, todos los trabajadores se acercaron a mí, se entraron a mi lado y me preguntaron si los consideraba hermanos.
Antes de que les pudiera contestar, todos colocaron sus ganancias del día en mi mano. Cuando intente rechazarlo, todos me dijeron “moriremos de hambre hoy si es necesario, pero nuestra hija tiene que ir la universidad”. No supe qué responderles. Ese día no me bañe, llegue a casa como un limpiador.
Mi hija está a punto de terminar la universidad. Tres de ellas ya no me dejan trabajar. Mi hija se consiguió un trabajo de medio tiempo y las otras dan asesorías. Regularmente mi hija universitaria me lleva a mi lugar de trabajo y alimenta a mis compañeros”.
Sin duda alguna es una historia muy conmovedora que esperemos que sirva de inspiración para muchos más.