La prisión se supone que es una experiencia incómoda y sin salida hasta que las autoridades liberen a un preso. Los presos dicen que el Centro Correccional Metropolitano de Manhattan lleva el concepto a un extremo: camas, mostradores y suelos de cemento; no hay oportunidades de escape plausibles y tienen cambios de temperatura salvajes.
El ala más dura de la cárcel tiene 735 presos con una variedad de matones, delincuentes de alto perfil, mafioso y terroristas, incluyendo a John Gotti, Bernie Madoff, Omar Abdel Rahman y Ramzi Yousef. Las habitaciones han sido comparadas con «cajas» de hielo en el invierno y «hornos» en el verano, según la revista Esquire. Un abogado de Nueva York dijo al diario Los Angeles Times que «es peor que Guantánamo.»
Guzmán, quien se declaró culpable la semana pasada de 17 cargos de tráfico de drogas, conspiración para el asesinato y violaciones de armas de fuego, es el ultimo invitado a este lúgubre lugar.
Y, teniendo en cuenta su historial de escapes – dos en cárceles mexicanas – los funcionarios federales no están tomando ningún riesgo con el capo de la droga mexicano de 59 años de edad.
Sin embargo, hay algunos comodidades disponibles. Guzmán tendrá acceso, si puede pagar, a café, libros e incluso a ropa de la comisaría de la prisión.
Todo esto esta creando muchas opiniones, algunas enfrentadas. Por muchos delitos que haya cometido El Chapo debería de gozar de sus derechos como humano y estas condiciones carcelarias son de todo menos humanas.
Por esta razón el presidente Enrique Peña Nieto podría estar siendo obligado por varios miembros del gobierno a que de un paso adelante y presente una queja formal antes la Comisión Internacional de Derechos Humanos en las próximas horas. El fin es que se cumpla el Tratado Internacional de Extradición para darle una estancia digna a Joaquín Guzmán.