En enero de 2003, un informe publicado en New Scientist sugirió que los plátanos podrían desaparecer en diez años debido a dos plagas: el hongo Sigatoka negro que afecta a las hojas y la enfermedad de Panamá, un hongo que ataca las raíces de la planta de plátano. Ahora estamos acabando 2015 y los plátanos o bananas no han sido barridos de la faz de la tierra.
Los plátanos son una mina de oro nutricional. Con tan sólo 110 calorías por cada 115 gramos, apenas contiene un simple rastro de grasa. Tienen un alto contenido en vitamina B6, que ayuda a combatir las infecciones y es esencial para la síntesis del hemo, la parte que contiene hierro de la hemoglobina. También son ricos en potasio (más de 400 mg por plátano) y son una gran fuente de fibra.
En los últimos años, una serie de afirmaciones acerca de sus beneficios para la salud han surgido, dicen que sirven para combatir las verrugas e incluso la depresión. Aunque aún está deliberando sobre esos beneficios, esta humilde fruta de piel amarilla podría reducir el riesgo de ataque cardíaco y accidentes cerebrovasculares, como parte de una dieta saludable para el corazón y potencialmente podría incluso reducir el riesgo de cáncer. O al menos eso dice la FDA.
Los plátanos o bananas, por cierto, crecen en las plantas, no árboles tienen varios cientos de diferentes variedades, y el temor de que desaparezcan los plátanos de las fruterías sólo se aplica a uno de ellos, el Cavendish. Si el Cavendish se perdiera todavía quedarían otras variedades. El caso es que esta especie es la más consumida a nivel mundial. Es por eso que existe este temor sobre la desaparición del plátano tal y como lo conocemos por su sabor y tipo. Se podría decir que en la actualidad, el Cavendish es algo universal, el Big Mac de los plátanos supermercados que es igual lo compres donde lo compres.
Durante la cosecha del año pasado, los agricultores de banano en Jordania y Mozambique hicieron un descubrimiento escalofriante. Sus plantas ya no estaban teniendo los frutos suaves y cremosos que habían estado creciendo en las anteriores décadas. El hecho de que este vicioso hongo del suelo ha hecho el salto a Mozambique y Jordania es aterrador. Ya ha devastado lenta pero constantemente los cultivos de exportación en toda Asia. Uno de los grandes temores es que este cada vez más cerca de América Latina, donde se cultiva al menos el 70% de los plátanos del mundo.
Un episodio de la historia ilustra esta pesadilla, la plaga de la patata irlandesa. Cuando un microorganismo parecido a un hongo golpeó Irlanda, no se encontró prácticamente ninguna resistencia natural, destruyendo alrededor de tres cuartas partes de la cosecha de papa de Irlanda de 1846. Esta hambruna finalmente acabó con un millón de personas entre 1845 y 1852. Mas de una cuarta parte de la población de Irlanda o bien huyeron o murieron.
El mismo temor que existe con el plátano ocurre con el arroz o otros cultivos. Por esta razón organizaciones internacionales de agricultura ya están luchando para encontrar nuevos sustitutos. Esperemos que lo consigan.