Malinchista es un término usado por algunos mexicanos para describir a otros mexicanos que muestran una preferencia por lo extranjero o son críticos de México y de algunas cosas mexicanas.
La expresión malinche o malinchismo se remonta cinco siglos atrás en concreto a la mujer nativa Malinche – los aztecas la llamaban Malintzin y también es conocida como doña Marina española – que sirvió como intérprete a Hernán Cortés, se convirtió en su amante y le dio un hijo.
Malinche hablaba tanto maya y náhuatl, y junto con Gerónimo de Aguilar, que sabía español y maya, permitió a Cortés comunicarse con los aztecas en su conquista de Tenochtitlán.
Para algunos, malinchista equivale a traidor, aunque esto es demasiado fuerte para su verdadera connotación. Decir «no seas malinchista» en reacción a algunos comentarios o opinión es totalmente inofensivo y no se escucha mal.
Algunos autores han utilizado la figura de la Malinche en la búsqueda perenne de una identidad nacional. Esta adaptación casi freudiana de la doctrina del pecado original fue popularizada el siglo pasado. Contrasta con la visión del malinchismo de escritores en el siglo 19, cuando era una cuestión de supervivencia en tiempos políticos turbulentos.
Malinche de Laura Esquivel
A través de los ojos de Esquivel (conocida por Como agua para chocolate) revela la derrota y destrucción del imperio de Moctezuma a manos del conquistador español Hernán Cortés. Malinche fue vendida como esclava siendo una niña y más tarde se convirtió en la intérprete y amante del español Cortés. Esquivel detalla ricamente la vida de una mujer atrapada entre la antigua civilización mexicana y los españoles. Muy recomendable su lectura.