En la región rumana de Transilvania, existe algo que le ha dado gran fama a la zona y no tiene que ver con vampiros. Se trata de Salina Turda, un conjunto de minas de sal que han sido completamente reformadas para funcionar como museo. Empleado en la extracción del valioso mineral durante buena parte del siglo, en 1992 este lugar fue reinaugurado y abierto al público de un modo muy peculiar.
Aquí, los visitantes no solo pueden conocer parte de la historia de la mina, sino que también pueden relajarse y pasar un buen rato.
Separado en distintas secciones, el museo brinda a las personas la oportunidad de internarse en cada una de las minas como hacían los trabajadores antaño. La más próxima al suelo de todas es la de Rudolf, en la que se desciende usando una escalinata o abordando el gran elevador panorámico.
Le sigue en popularidad la mina Terezia, que se interna hasta 120 metros en las profundidades y tiene forma de cono.
Se puede visitar además la galería Franz Joseph, por la cual se transportan grandes cantidades de sal.
También es utilizada para guardar variedad de quesos durante su fermentación.
Los diseñadores de Salina Turda se preocuparon por darle al lugar una ambientación futurista, lleno de figuras geométricas, luces y estructuras que parecen sacadas de una película de ciencia ficción.
Otras de las amenidades que ofrece Salina Turna, son un hermoso teatro subterráneo con capacidad para cientos de asistentes, su propia bolera, un campo de fútbol y una noria gigantesca que fascina a sus visitantes.
Y es que además de ser un museo, el sitio se considera oficialmente como centro de haloterapia, pues respirar el aire salino es considerado beneficioso para la salud.
Salt mine Turda – Romania from binecuvantare videography on Vimeo.
Si te das una vuelta por Rumania en alguna ocasión, no olvides pasar por aquí.