Desde su creación, la ciudad del Vaticano ha sido un lugar que ha estado repleto de misterios. La leyenda del cronovisor era uno de los más famosos y ahora, todo parece indicar que era completamente cierta.
El cronovisor fue una máquina inventada por Marcello Pellegrino Ernetti, sacerdote benedictino de Venecia que se especializaba en practicar exorcismos. Al lado de los científicos Enrico Fermi y Wernher von Braun, concibió este invento como un aparato que tenía la capacidad de exponer imágenes que habían ocurrido en el pasado.
De esta forma, afirmó haber sido testigo de sucesos tan míticos como la aniquilación de las ciudades de Sodoma y Gomorra o la crucifixión de Jesús.
Trabajando por medio de ondas tanto visuales como sonoras, el cronovisor en teoría, también permitiría escuchar todo lo que ocurría en sucesos históricos, sin importar cuan lejanos fueran.
Si bien estas afirmaciones parecían descabelladas, lo cierto es que una vez que los rumores se extendieron, publicaciones tan destacadas como L´Heure d´Etre en Francia y Civiltá delle Macchine en Italia, hablaron sobre los pocos detalles que Ernetti se permitió mencionar sobre su invento.
Poco después, el papa Pío XII habría hecho confiscar el cronovisor, que supuestamente yace resguardado dentro de la Santa Sede. Según lo que se cuenta, él habría considerado el uso del aparato como un secreto de estado que por ningún motivo debía ser revelado a la humanidad.
Pero Ernetti no estaba de acuerdo con estos planes.
En unas cartas enviadas a sus contactos en Japón, él afirmaría que no confiaba en el Vaticano y habría incluido los planos de la máquina.
Hoy, muchas personas siguen creyendo que un invento tan fabuloso puede estar celosamente guardado en la ciudad más rica del mundo e incluso siendo utilizado por buena parte de la gente poderosa que aquí reside.