Tala es un pequeño pueblo ubicado a 30 kilómetros al oeste de Guadalajara y el más conocido de la región por su gran refinería de azúcar operado por el gobierno, tristemente célebre por ser el principal contaminador del lago de La Vega.
Hace dos mil años, sin embargo, Tala era el barrio residencial de una gran metrópolis con una población de unas 60.000 personas. «Lo más probable», dice el arqueólogo Rodrigo Esparza, «en los días de la civilización Teuchitlán, la gran mayoría de la población vivía en los alrededores de lo que hoy se llama Tala, era rica en bosques, agua y depósitos de obsidiana, mientras que las cercanas Guachimontones estaban reservadas para asuntos oficiales y ceremonias «.
El nombre de Tala, de hecho, es una versión de «Tlallan«, que significa «Lugar de Tierras Arables». Alrede dor del año 1000, después de la caída de Teuchitlán, los asentamientos en la zona de Tala se convirtieron en una ciudad independiente.
Prueba de la herencia de Tala es el hecho de que los retazos de su pasado siguen apareciendo en cualquier lugar que es cavado. En el pasado esas colecciones eran almacenadas en estantes mal etiquetadas o sin etiqueta en absoluto. Donde acababan llenas de polvo, olvido y rara vez vistos por nadie. Todo esto cambio hasta la construcción de un museo.
Museo Arqueológico de Tala
En diciembre de 2009 en la calle Nicolás Bravo número 91 del municipio de Tala abría sus puertas un moderno museo diseñado por arqueólogos y arquitectos de Jalisco, con una de las mejores colecciones del estado. Está abierto de lunes a viernes de 9 a 3 y 4 a 5, aunque conviene llamar previamente para asegurar su apertura. Se encuentra dentro de la Casa de Cultura. La entrada es gratuita.
El museo cuenta con unas 350 piezas en unas vitrinas bien iluminadas repartidas en seis habitaciones.
El museo también tiene una buena representación de una tumba de pozo, una especialidad de esta parte de Jalisco, que se remonta a 1.000 años antes de Cristo. La más profunda tumbas conocida está en San Juan de los Arcos, a las afueras de Tala y mide 22 metros de profundidad. Aunque la mayoría de tumbas de pozo o fosa han sido encontradas ya saqueadas, esta tumba fue encontrada intacta por los arqueólogos, en Huitzilapa en 1996, encontrando la asombrosa cifra de 67.000 artefactos.