Entre los paradisíacos paisajes a orillas del océano Índico podemos encontrar la Isla Reunión, justo al este de Madagascar.
Un hermoso cayo situado a 650 kilómetros al este, conocido por sus hermosas cascadas y numerosas áreas verdes, que tan poco recuerdan al Viejo Continente.
Es aquí donde se localiza Trou de Fer, un impresionante cañón con mil metros de profundidad, al fondo del cual discurre el río Bras de Caverne.
Lo primero que notamos al echar un vistazo por este agujero natural, son seis impresionantes cascadas que se precipitan por la ladera, provocando una caída de hasta 200 kilómetros.
La abundante vegetación es otra característica que ha convertido a Trou de Fer, en un auténtico paraíso para los amantes de la aventura.
Resulta impresionante saber que hasta hace no poco más de dos décadas, esta hermosa región era prácticamente desconocida. Y es que la primera vez que se llevó a cabo una exploración en forma, fue en el año 1989.
Desde entonces, no han sido demasiado los turistas que se han podido permitir una visita, ya sea viajando en avión o helicóptero; las únicas vías por las que hasta ahora ha sido posible arribar en las inmediaciones.
El rapel profesional y las caminatas con guías expertos, se han vuelto dos actividades muy usuales en estos parajes, perfectos para el ecoturismo. A día de hoy no obstante, como destino vacacional, sigue siendo uno de los más extraños y poco conocidos.
Trou de Fer es uno de esos sitios en los que parece no haber transcurrido el tiempo. Gracias a las inmensas barreras naturales que conviven en torno al cañón, y que han servido de protección a sus bosques, selvas tropicales y ríos que le brindan una belleza arrebatadora.
Quien sabe cuantas especies hayan encontrado un refugio seguro en este lugar secreto de la Tierra, que aún no ha sido afectado por el hombre.