Julio Cortázar, sin duda, una de las figuras fundamentales en la literatura latinoamericana, es un maestro del relato corto, y su novela Rayuela es ampliamente considerada como una de las primeras grandes novelas hispanoamericanas.
1. “Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos”.
2.“Como no sabías disimular me di cuenta en seguida de que para verte como yo quería era necesario empezar por cerrar los ojos”.
3. “Creo que no te quiero, que solamente quiero la imposibilidad tan obvia de quererte. Como el guante izquierdo enamorado de la manoderecha”.
Nacido en Bélgica, hijo de Julio José y María Descotte de Cortázar, Cortázar aprendió francés junto con su español nativo, y su dualidad franco-argentino subyace en toda su obra. Su padre abandonó a la familia poco después de su regreso a la Argentina en 1920, y Julio fue criado por su madre y su tía.
Después de obtener grados en educación primaria y secundaria, especializado en literatura, primero enseñó la escuela secundaria en varias ciudades pequeñas y en Mendoza. Luego enseñó literatura francesa en la Universidad de Cuyo, pero su agitación contra el régimen peronista condujo a su detención y su posterior renuncia forzada de la universidad.
4. «No renuncio a nada, simplemente hago lo que puedo para que las cosas me renuncien a mí»
5. “Apenas nos conocíamos y ya la vida urdía lo necesario para desencontrarnos minuciosamente”.
6. «Hay ausencias que representan un verdadero triunfo”.
7. “Los libros van siendo el único lugar de la casa donde todavía se puede estar tranquilo”.
Durante sus años de enseñanza, escribió de manera constante, pero no está satisfecho con la calidad de su trabajo, se negaba a publicar y cuando empezo lo hacia bajo el seudónimo de Julio Denis.
Fue compañero del autor Jorge Luis Borges, con cuyo trabajo con frecuencia se ha comparado. Oprimido por el ambiente político y literario de su tierra natal, Cortázar se aprovechó de una beca del gobierno francés para estudiar en París. Salió de Argentina en 1951 para instalarse definitivamente en París, donde se ganaba la vida trabajando como traductor independiente y para las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
A lo largo de sus años de expatriado en París, Cortázar había vivido en varios barrios. En la última década, las regalías de sus libros le permitieron comprar su propio apartamento. El apartamento, en lo alto de un edificio en un barrio de mayoristas y tiendas de porcelana, podría haber sido el escenario de una de sus historias: amplias, aunque llena de libros, sus paredes llenas de pinturas de amigos.
8. «Del sí al no ¿cuántos quizá?».
9. “Hacíamos el amor como dos músicos que se juntan para tocar sonatas… Era así, el piano iba por su lado y el violín por el suyo y de eso salía la sonata”.
10. “Y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios”.
Cuando Julio Cortázar murió de cáncer en febrero de 1984 a la edad de sesenta y nueve años, el diario madrileño El País le aclamo como uno de los más grandes escritores de América Latina y durante dos días llevó once páginas completas de homenajes, recuerdos y despedidas.