La idea de una fotografía es que captura un solo momento. Pero para Stephen Wilkes no se trata de sólo un momento. Es, más bien, un coleccionista de momentos. La realidad es en conjunto más ordinaria y sin embargo de alguna manera más sorprendente: el día y la noche juntos.
No se trata de un breve instante. Son muchos momentos, tantos como sea posible y fusionarlos en uno solo.
Las ubicaciones que ha elegido son a menudo familiar por lo que es fácil entender el lugar y el momento.
Para tomar estas fotos Wilkes se despierta antes del amanecer y a menudo utiliza una grúa para conseguir al menos 15 metros (50 pies).
Toma las primeras fotos al amanecer. Suele disparar de 1.200 a 1.500 fotos para formar una foto. Su trabajo concluye entre 12 y 15 horas más tarde.
Para conseguir la fotografía final se necesita un proceso de edición que puede llevar meses.
Wilkes tuvo la idea de la superposición de docenas de imágenes de un lugar durante un período prolongado tras trabajar en dos proyectos anteriores: un estudio fotográfico de cinco años de las habitaciones vacías de Ellis Island y un reportaje sobre el set de la película de 1996 de Romeo y Julieta.
Durante su sesión de Times Square, una amenaza de bomba llevó a la policía de Nueva York a limpiar toda el área en cuestión de minutos, uno de los lugares más concurridos de la tierra se convirtió en un pueblo fantasma.
Cuando tomo fotos del muelle de Santa Mónica, un hombre fue esposado contra un coche de policía, una imagen que Wilkes prolijamente yuxtapone junto a niños corriendo con globos. Estas son algunas anécdotas de su experiencia en este arduo trabajo.
Después del éxito de su trabajo con Nueva York amplio la serie en todo el mundo. Recientemente lanzó Shanghai, París y Londres.
Estas fotos le gustan a la gente ya que son parte de su vida, se ven a sí mismos reflejados en momentos similares.