Hay dos cosas que han estado presentes en toda la vida de Barry Cox: los árboles y la iglesia. Cuando Barry tenía 10 años y que creció en Nueva Zelanda decía que quería ser el Papa de Roma. Ni que decir tiene, que abandonó esa meta, pero su amor por las iglesias (sobre todo su arquitectura) continuó. Viajó por toda Europa y América, haciendo un estudio de las iglesias grandes y pequeñas, antiguas y nuevas, y luego volvió a su casa en Nueva Zelanda donde empezó un negocio de vivero de arboles.
Cox ama los árboles, y su negocio permite que los árboles que se movían, raíces y todo, a una nueva ubicación. Incluso ha llevado a los árboles «de realojamiento» en su propiedad, lo que resulta en un bosque de árboles que han sido cortados de otro modo hacia abajo.
Después del inicio de su empresa, el próximo proyecto de Cox comenzó a tomar forma. Un buen día se le ocurrió de repente, «Ese espacio necesita una iglesia» por lo que empezó a construirla. Comenzo con un armazón de hierro y basó su diseño en las iglesias que había pasado tantos años estudiando.
Las paredes de la iglesia son arboles espesos y con exuberante follaje. Él los mantiene en su tamaño recortandolos cada seis semanas. El techo está hecho de un árbol de hoja caduca que es lo suficientemente flexible como para ser enredado a lo largo del marco de hierro. Tiene un follaje más escaso, lo que permite la entrada de la luz interior.
En el interior, hay bancos y un altar de mármol. Un rosal crece en la parte superior de la iglesia, que florece durante todo el verano y llena el espacio con su fragancia. Toda la estructura está rodeada de más setos y flores.
Originalmente, Cox había planeado el uso de la iglesia para su propio disfrute y mantenerlo privado. Sin embargo, muchos de sus amigos y parientes estaban tan curiosos que finalmente abrió la Iglesia del árbol, como se le conoce ahora, al público en enero de 2015. Incluso se ha abierto para celebrar bodas, uno de ellos fue su sobrino y otras parejas estaban siguiendo su ejemplo. La capacidad es para 100 invitados y tiene un costo desde $2200 dólares de Nueva Zelanda dependiendo de la fecha.
Mantener al día la Iglesia del Árbol, así como los jardines que lo rodean, puede ser una tarea desalentadora, pero para Cox, es un trabajo que ama. Pero además planea construir un jardín detrás de la iglesia, así como un anfiteatro natural para eventos al aire libre.