En el mundo ocurren cosas muy insólitas, varias de ellas provocadas por la misma naturaleza y una de ellas sucede en el litoral francés de la isla de Ré, donde se puede apreciar como las olas del mar forman un patrón perfectamente cuadrado, que deja asombrada a cualquier persona que mira.
La mencionada isla, ubicada en pleno mar Cantábrico y en la zona occidental de Francia, se encuentra unida al continente por solo un puente de unos tres kilómetros de longitud.
No es muy grande; solo dispone de unos treinta kilómetros de largo por cinco de ancho, y abarca unos 85 kilómetros en toda su extensión.
En el pasado fue motivo de disputa entre franceses e ingleses, y también le sirvió a los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial para instalar búnkeres y levantar su Muro Atlántico, que hasta día de hoy se mantiene en pie.
Hoy es uno de los puntos vacacionales más populares de Francia, pudiendo recibir anualmente hasta 160,000 personas que se hospedan en los muchos complejos turísticos que aquí abundan, van a campamentos y pasan el día en el puerto o en las tiendas, además de subir al famoso Faro de las Ballenas, llamado así por la cantidad de cetáceos que nadaban en el área.
Sus cuadradas olas sin embargo, son lo que más fascina a los visitantes. Su particular forma se debe a la colisión de dos mares de fondo oblicuos, lo que provoca que las mismas se extiendan de esta manera por toda la superficie.
Aunque se trata de un fenómeno en apariencia bonito, lo cierto es que puede ser peligroso, por lo cual no es seguro meterse al agua cuando ocurre.
Fuera de eso, la riqueza de vida marina y vegetal en Ré y sus muchas actividades son una distracción más que suficiente.