Maestra se desespera con la respuesta ¨tonta¨ de su alumno, pero la última frase le calla la boca

¿Qué sería del mundo sin la simpatía, las ocurrencias y la inocencia de los niños? Dicen por ahí que los niños y los borrachos siempre suelen decir la verdad, que transforman las respuestas de lo que acontece a nuestro alrededor en algo fantástico y muy divertido sin importar que se encuentren en la escuela o en el hogar, ellos siempre saben cómo hacer reír a los demás, si eres padre lo sabrás perfectamente. Los niños nunca paran, son como máquinas de risas y sonrisas y contagian a todos con su buen humor.

Si se es profesor/a también se sabe cuán cierto es esto y también se estará de acuerdo en que puede ser un poco complicado tener a cargo niños tan despiertos que de vez en cuando te ponen en verdaderos aprietos.

Finalmente todo es parte del trabajo de un profesor y del aprendizaje del pequeño, además, todos pasamos por tan hermosa etapa, sin embargo, creo que algunas personas no acaban por comprenderlo y si la persona que está a cargo, no tiene la paciencia necesaria, podría reaccionar de la misma forma que la profesora que protagoniza esta historia.

Uno de sus alumnos respondió a una pregunta demasiado fácil de forma poco inteligente según ella, ella se cansó pero seguramente nunca imaginó con lo que el pequeño finalizaría.

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Maestra se desespera con la respuesta ¨tonta¨ de su alumno, pero la última frase le calla la boca


Profesora: ¨Imagínate que te doy dos gatos, luego otros dos y dos más, entonces ¿cuántos gatos tienes en total?¨

Luis: “¡Siete gatos!”

Profesora: “No, por atención y escucha nuevamente: te doy dos gatos, más dos gatos y luego dos gatos más, ¿cuántos gatos tienes?”

Luis: “¡Siete!”

Maestra se desespera con la respuesta ¨tonta¨ de su alumno, pero la última frase le calla la boca

Profesora: “No. Lo explicaré diferente. Si te regalo dos manzanas, luego otras dos y después dos más, ¿cuántas manzanas en total tienes?

Luis: “¡Seis!”

Profesora: “¡Vaya, por fin! Entonces ahora sí: si te regalo dos gatos, luego otros dos y después dos más, ¿cuántos gatos tienes?”

Luis: “¡Siete!”

Profesora: “¡Luis, por el amor de Dios! Dime de dónde me estas sacando el número 7?”

Luis: “¡Más el maldito gato que hay en mi casa, son siete maestra!”

¿Qué te pareció la respuesta de este pequeño? ¿La consideras ¨tonta¨? Si fueras su profesora, ¿cómo hubieses tomado la respuesta de este pequeño?

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