El pueblo Wixárika o huichol, es una de las tantas comunidades indígenas y desconocidas que aún hoy en día, sigue persistiendo con su mundo de cultura y tradiciones, algunas de ellas tan fascinantes como incontables ritos que hemos visto a través de las películas y la televisión.
El más distintivo que tienen es el arte del Niérika, por medio del cual, sus practicantes tienen la capacidad de conectarse con sus divinidades.
Las visiones forman parte importante de este proceso, el cual inicia con una peregrinación a través del desierto de Wirikuta, un sitio sagrado en el que este recorrido es una costumbre anual conocida como Hikuri Nixa.
La gente Wixárika o huichol considera el desierto como una fuente mística de cuanto existe en el planeta, al cual se sienten conectados como con la Naturaleza.
El consumo de hikuri (o peyote, como se le conoce más popularmente), es habitual para estimular sus visiones divinas. Durante el Hikuri Nixa, los indígenas celebran y emiten cánticos, bailan y encienden fogatas para comunicarse con el fuego, hasta que un estado entre el sueño y la vigilia les es inducido.
Es durante este momento que los wixárikas toman las decisiones más importantes de su vida en común. Sus festividades, sus acciones para trabajar la tierra y la educación que transmiten a las generaciones siguientes, dependen de las visiones que les son reveladas con esta tradición. Una vez que las mismas han pasado, cada uno es capaz de volver a su hogar de origen hasta el siguiente año.
Todo esto es conocido como Niérika, arte admirado por cuantos oyen hablar de él y que se ha vuelto objeto de diversos estudios sociológicos.
Es curioso como el consumo de drogas recreativas en este caso, es una clave fundamental para el desarrollo de una de las culturas indígenas más valiosas en América.