Hace pocos días, el adolescente de quince años William Gadoury, con residencia en Canadá, se convirtió en una noticia viral por su descubrimiento de una supuesta ciudad maya perdida, a través de Google Earth. De acuerdo con el periódico Le Journal de Montréal, el joven habría estudiado veintidós constelaciones que aparecen en el Código Tro-Cortesiano del Museo de América de Madrid para luego compararlos con un mapa de la herramienta de Google.
Se llevó una gran sorpresa al descubrir que coincidían con la ubicación de 117 ciudades mayas, lo que lo condujo al descubrimiento que él mismo bautizó como K’ÁAK Chi, que quiere decir “Boca de Fuego”.
No obstante, los investigadores y científicos mexicanos no han tardado en mostrar sus dudas al respecto.
Y es que estos expertos afirman que, a pesar del revuelo que ha causado la noticia, todavía no se ha confirmado la existencia de dicha ciudad, de la que solo existen supuestas fotos satelitales.
Comentan además, que hallazgos arqueológicos como este necesitan algo más que una búsqueda con Google Maps para considerarse verídicos.
En una entrevista para Verne, uno de los miembros de la Facultad de Ciencias Antropológicas de la Universidad Autónoma de Yucatán ha subrayado que las ciudades mayas se construían no en relación con las estrellas, sino a factores tan terrenales como la existencia de agua y de suelos en donde se pudiera cultivar.
“¿De qué iban a vivir, de la mirada al cielo?”, cuestiona él, “Hay una gran cantidad de ciudades prehispánicas aún ‘escondidas’ en la selva, por lo que no sería extraño que el niño hubiese encontrado algún sitio con ruinas al aplicar algún patrón al bosque o a ruinas existentes”.
Hay quienes creen que “Boca de Fuego” podría ser en realidad una estructura cercana a las ciudades mayas de Calakmul, Uxul y Tortuga, ubicadas en el sur de Campeche.