En lo alto de las montañas de Altái, una enorme cordillera asiática que abarca diferentes territorios en Rusia, Mongolia, China y Kazajstán, se levanta una pequeña y humilde construcción en la que ciertamente, casi nadie se atrevería a ingresar. Se trata de la estación meteorológica Kara-Tyurek, que en la lengua local de Siberia significa “Corazón Negro”.
Desde aquí, un grupo de cinco personas se dedica a investigar los fenómenos climáticos que acontecen en los alrededores. Una tarea necesaria pero bastante temeraria, ya que la altura del lugar propicia temperaturas demasiado extremas, que pueden ir desde el frío más inclemente hasta un calor insoportable.
Construido en 1939, el sitio se destaca por estar construido con madera y cuenta con apenas lo necesario para sobrevivir. En el interior, los resultados climáticos obtenidos por los residentes se envían a un centro más sofisticado a través de la radio.
El agua, la comida y otras cosas indispensables que requieren en su día a día, son entregadas en helicóptero una sola vez al mes.
Aparte de eso, el único inodoro que hay se encuentra en una precaria letrina de madera, que fue levantada justo en la punta de un acantilado. Hasta ir al baño puede ser una misión suicida, ya que prácticamente, cualquier movimiento brusco y vendaval puede enviar este retrete al abismo.
Pero así, las vistas que desde aquí se obtienen sobre las montañas siberianas son únicas.
Como curiosidad, te sorprenderá saber que el 19 de noviembre de cada año, los científicos del Corazón Negro hacen una celebración especial en torno a su letrina, la cual se han acostumbrado a utilizar bastante bien pese a su arriesgada ubicación.
Hace poco, una agencia bielorrusa realizó un informe a raíz del cual fue nombrado como el retrete más peligroso del mundo. Sin embargo, sus ocupantes dicen que es muy cómodo una vez que te acostumbras.