Una de las armas más poderosas que los españoles tuvieron al colonizar a los nativos indígenas, fue la religión. Si bien ellos contaban con armas, sabían que no les convenía que el pueblo se sublevara, de modo que fusionar las creencias católicas con las europeas, era el método más eficaz para inculcarles temor y sumisión.
De cualquier manera, te sorprenderías al saber que las celebraciones nahuales prehispánicas, no eran demasiado diferentes de las que tenemos hoy en día al disfrutar de la Navidad.
Estas eran las costumbres más representativas de antaño:
- Cada 21 de diciembre, con la llegada del solsticio de invierno, los nahuales celebraban la llegada de Huitzilopochtli, el “colibrí del sur”. Esta fecha también estaba marcada como el primer día del mes número 15 del calendario indígena, el Panquetzaliztli, en el cual le rendían culto al Niño Sol.
- Tradicionalmente, se celebra que Huitzilopochtli llegaba a Mictlán, conocido como el inframundo en la mitología nahual. El 24 de diciembre era capaz de renacer a través de la diosa Coatlicue, quien era tenida por su madre. Igual que con la historia de María y Jesús.
- La Huey Teocalli o Casa del Sol, era el lugar en el que arrancaban todos los festejos. Un corredor en ayunas cargaba una figura de Huitzilopochtli hecha de amaranto y portaba una bandera, (pantli), de color azul en la cabeza. Luego corría hasta Tacubaya, Coyohacan y Huitzilopochco, que ahora es el Churubusco.
- Esta era una temporada de fiestas en todas las viviendas, durante las cuales los niños eran obsequiados con pequeños ídolos, preparados con maíz y miel de maguey. Los adultos también disfrutaban, ya que la comida abundaba por estas fechas. Esto se tiene como el precedente de las famosas posadas, que tanto amamos.
¿No es increíble cómo hasta nuestros ancestros tenían su propia Navidad?