En México, las vacaciones de Navidad comienzan extraoficialmente con el día de Nuestra Señora de Guadalupe. Pero pueden aparecer decoraciones navideñas en cualquier momento después del Día de los Muertos, el 2 de noviembre.
Las fiestas están en plena marcha con el inicio de las posadas – estas se celebran cada noche del 16 al 24 de diciembre. Ellos son, de hecho, un novenario – nueve días basados a partir de los nueve meses que María llevo a Jesús en su seno.
Las posadas recrean la jornada fría y difícil que vivieron María y José cuando viajaron de Nazaret a Belén en busca de refugio.
Esta hermosa tradición de la Posadas viene desde los tiempos de la colonia español, pero es interesante tener en cuenta que antes de la conquista de los aztecas se celebraba cada año la llegada del dios Huitzilopochtli, entre el 7 y el 26 de diciembre. Bajo la dominación española, los sacerdotes católicos incorporan algunos días a la antigua tradición con un nuevo conjunto de festividades religiosas.
Tradicionalmente, esta fiesta se celebra cada noche en una casa de la vecindad. Al atardecer, los huéspedes se reúnen fuera de la casa con los niños vestidos de pastores, ángeles y, a veces, María y José. Un ángel lleva la procesión, seguida de María y José. Los adultos les siguen, llevando velas encendidas.
Los «peregrinos» cantan una canción pidiendo refugio, y los anfitriones cantan una respuesta, finalmente, abren las puertas a los huéspedes y ofrecen ponche caliente, buñuelos, tamales y otras comidas festivas.
Para los niños, el ponche es de frutas de la estación, como tejocote, guayaba, ciruela, mandarina, naranja o ciruela, endulzadas con piloncillo (azúcar moreno), y perfumado con ramas de canela o vainilla. Para los adultos, el mismo ponche, pero con piquete, que suele ser un poco de ron o tequila añadido al vaso para que sea más feliz. Hay tantas recetas de ponche como abuelas hay en México. En Colima, por ejemplo, se prepara un delicioso brebaje hecho de leche, azúcar, hojas de naranja y vainilla, coco rallado y una gota de ron.
Cuando la Posada está a punto de terminar, cada huésped recibe un pequeño regalo o aguinaldo, por lo general un paquete que contiene galletas, fruta fresca caramelos de colores. Ese es el momento de cantar villancicos, que hablan de la buena noticia dada a los pastores por los ángeles y el nacimiento de nuestro Salvador. Una tradición muy antigua dice que todos se reúnan en frente del nacimiento a cantar villancicos con el niño recién nacido. Además la fiesta termina con una piñata en forma de estrella de Navidad.
La última posada, que se celebra el 24 de diciembre, es seguida por la misa de medianoche, una tradición que perdura en innumerables pueblos y ciudades de México.