Hay un sitio el cual debe su nombre el famoso Desierto de los Leones y aunque por mucho tiempo se volvió prácticamente una ruina, hoy continúa resultando en medio de lo que hoy es un Parque Nacional, gracias a su hermosa arquitectura clásica y los preciosos jardines que lo rodean. Se trata del ex convento de la orden de los carmelitas descalzos, un grupo de religiosos que en su tiempo, eligieron levantarlo en dicho lugar por su lejanía de la ciudad y su necesidad de tranquilidad para la meditación.
Construido en el siglo XVII, este monasterio fue provisto de todas las comodidades básicas, contando con un claustro principal, caballerizas, biblioteca, cocina, hospedería, lavandería, refectorio, celdas para los monjes y hasta su propia huerta con capillas.
Con la llegada de la Independencia sin embargo, los carmelitas tuvieron que abandonar su convento para entregarlo al gobierno virreinal.
A partir de entonces, cayó en el abandono.
Las cosas cambiaron en 1876, cuando la zona fue declarada como reserva forestal. Más tarde, Venustiano Carranza proclamó al desierto como Parque Nacional en 1917, conservando las ruinas del convento como una construcción de importante valor histórico.
En la actualidad, la Secretaría de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca considera el área como una de sus reservas ecológicas más importantes, en donde a menudo se hacen recorridos y visitas culturales. Algunas de las actividades más atractivas que se ofrecen a sus visitantes incluyen la exposición de música sacra y las demostraciones de horticultura.
De hecho, el hermoso Jardín de los Secretos dispuesto por los monjes hace cientos de años es una de las atracciones más populares en el Desierto de los Leones.
El recorrido más buscado es el de “Leyendas Nocturnas del Desierto de los Leones”, presentado todos los jueves, viernes y domingos a las 9 pm, y en la que se cuentan leyendas del monasterio.